lunes, 25 de noviembre de 2013

Pequeños desiertos bañados por el mar

  • La presencia de dunas de fina arena blanca en las islas orientales evidencia la proximidad del archipiélago canario con África

Tan solo unos 100 kilómetros. Esa es la distancia que existe desde Canarias, concretamente desde la isla de Fuerteventura, hasta el continente africano.

FOTO: Dunas de Maspalomas/Patricia González
Esta cercanía ha conllevado a que existan parajes casi desérticos en algunas zonas del litoral de las islas orientales, como las dunas de fina arena dorada o blanquecina, que se mantienen principalmente por la calima que llega desde África y los efectos del viento.

El Parque Natural de las Dunas de Corralejo, en La Oliva (Fuerteventura); y la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, en San Bartolomé (Gran Canaria) son una clara muestra de ello. 

En ambos parajes protegidos, en los que ha cuajado perfectamente el ‘desierto africano’ con suaves dunas bañadas por el mar, existen numerosas especies endémicas, protegidas y/o amenazadas.

Pero también la formación de estos campos de arena proveniente de África se da en menor medida en otras zonas de costa del archipiélago, como las playas de Famara y la Caleta del Mero, en Lanzarote; o en la playa de Las Conchas, en la isla de La Graciosa.

Estos exóticos rincones ubicados en las islas orientales de Canarias, donde el viento es principal protagonista, son puntos turísticos de relevancia por su singularidad, belleza y armonía paisajística.

FOTO: Parque Natural de las Dunas de Corralejo/Rayco Rodríguez

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